4. Tómate tiempo para masticar
Masticar es un gesto que puede parecer irrelevante y que a menudo se descuida. Sin embargo, esta práctica desempeña un papel esencial en nuestra salud.
¿Sabias que hay estudios que relacionan una buena masticación (no engullir) con un menor resistencia a la insulina y % de grasa mas bajo?
👉Asimilar mejor los nutrientes: una buena masticación permite transformar mejor los alimentos en nutrientes asimilables para que lleguen hasta nuestras células.
👉Comer menos y gestionar mejor el peso : la masticación permite la secreción de diferentes hormonas que enviarán una señal de saciedad al cerebro a lo largo de la comida.
👉Facilitar la digestión: cuando no se mastica lo suficiente, el estómago tiene que aumentar su producción de jugos gástricos para descomponer los trozos que aún son demasiado grandes. Esta sobreproducción de ácido puede irritar la mucosa digestiva y provocar reflujo ácido.
👉Proteger los dientes y las encías: masticar contribuye a prevenir la aparición de caries dentales al fomentar la producción de saliva, que limpia la placa dental y protege el esmalte de la acidez.
5. Llénate de antioxidantes
Los antioxidantes son moléculas extremadamente beneficiosas, fundamentales para proteger nuestras células. Colaboran en la protección contra muchas enfermedades: envejecimiento prematuro de la piel, cánceres, enfermedades degenerativas, cataratas, artritis e incluso enfermedades cardiovasculares.
La buena noticia es que estas milagrosas moléculas se pueden encontrar en todos los alimentos Por lo tanto, comer fruta y verdura en buenas cantidades suele ser suficiente para cubrir nuestros aportes. A continuación encontrarás algunos alimentos con un fuerte poder antioxidante:
Bayas y frutos rojos: arándanos, moras, bayas de goji, bayas de acai, frambuesas, fresas.
Otras frutas: manzana, ciruela, granada, naranja, kiwi, uva, higo.
Verduras: alcachofa, col, brócoli, espinacas, pimiento.
Plantas aromáticas: cebolla, ajo, chalota.
Especias: clavo, orégano, jengibre, cúrcuma, canela.
Hierbas: tomillo, albahaca, orégano, perejil, cebollino, eneldo, menta, romero, laurel.
Bebidas calientes: té y café.
Cacao y chocolate: cacao puro en polvo, chocolate negro al 70 % como mínimo.
Estos alimentos deben ser ecológicos: los alimentos procedentes de la agricultura ecológica tienen un contenido en polifenoles (una categoría de antioxidantes presentes en muchas plantas) entre un 20 y un 70 % superior a los procedentes de la agricultura convencional.
6. Comer de forma consciente
En nuestras ajetreadas vidas, muchos desayunamos a una velocidad de vértigo o almorzamos frente a la pantalla del ordenador para aprovechar al máximo el tiempo. Este tipo de cosas representa a la perfección nuestra equivocada relación con los alimentos.
De ahí la importancia de dedicar al menos 20 minutos a cada comida. Una atención plena consiste en considerar este momento en sí mismo y prestar atención a lo que comemos.
Aplicar conciencia plena a nuestra dieta tendrá varios efectos beneficiosos. En primer lugar, esto te permitirá reconocer tus señales de hambre y saciedad y asegurarte de que tu ingesta se adapta a tus necesidades. Esto reducirá las cantidades servidas y sentirás menos la tentación de picar.
Esto también te llevará a desarrollar preferencia por los alimentos más sanos: cuando comemos impulsivamente bajo la influencia de las emociones y sin escuchar a nuestro cuerpo, dejamos de sentir el placer de comer y nos sentimos fácilmente atraídos por los alimentos grasos, azucarados y salados.
Por último, una atención plena también contribuye al bienestar mental. Te permite observar tus sentimientos sin juzgarlos y escuchar a tu yo interior. Pensar sólo en el momento presente durante la comida también ayuda a descansar la mente y a reducir el estrés y la ansiedad.
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