tu percepción de ellos sí puede hacerlo.
Las cosas en sí no nos lastiman ni entorpecen
nuestra vida. Tampoco los demás lo hacen. Pero
la forma como los percibimos es otro asunto; son
nuestras actitudes y reacciones las que nos cau san problemas.
Por tanto, incluso la muerte pierde su importancia considerada en sí misma. Es nuestra
idea de la muerte, la idea de que ella es algo
terrible, la que nos aterroriza. Hay muchas formas diferentes de concebir la muerte. Examinemos nuestras ideas acerca de la muerte — y de todo lo demás. ¿Son realmente verdaderas? ¿Nos hacen algún bien? No temamos a la muerte ni al dolor; temamos al miedo de la muerte y del dolor.
No podemos elegir nuestras circunstancias
externas, pero siempre podemos elegir la forma
como respondemos a ellas.
Epicteto