¿Y qué decir de las baterías eléctricas, esenciales para la llamada "transición energética"? Hábleles de ello, por ejemplo, a los trabajadores de la mina de Bou-azeer y a los habitantes de los oasis de esta región marroquí que están pagando el precio de esta fiebre del oro del siglo XXI. RENAULT extrae los minerales necesarios para tranquilizar la conciencia de los ecologistas de las metrópolis, a costa de vidas sacrificadas. Hablen con la "gente del bosque" de la isla de Halmahera, en el noreste de Indonesia, los Hongana Manyawa, que se desesperan al ver cómo se destruye el bosque donde viven en el altar de la "transición ecológica". El gobierno francés, a través de ERAMET, participa en la devastación de tierras antes vírgenes. Del mismo modo, no quiere desprenderse de la roca melanesia para seguir extrayendo el preciado níquel.
Nos detendremos aquí en el imposible inventario de las actividades mortíferas y depredadoras de todo Estado y de toda economía capitalista. No serviría de nada salir de una vida aburrida y deprimente, una vida de explotados, y enfrentarse a la violencia de los Estados y de los dirigentes religiosos, de los jefes de familia y de las patrullas de policía, de los patriotas y de las milicias patronales, así como a la de los accionistas, empresarios, ingenieros, planificadores y arquitectos de la devastación en curso.
Afortunadamente, la arrogancia de los gobernantes sigue chocando con la cólera de los oprimidos rebeldes. De los disturbios a la insurrección, en manifestaciones ofensivas y levantamientos, pasando por las luchas cotidianas y la resistencia clandestina.
Que resuenen en este día los sabotajes de las líneas de TGV que unen París con los cuatro puntos cardinales de Francia, los gritos de "mujer, vida, libertad" de Irán, las luchas de los amazónicos, el "nique la france" de Oceanía, las ansias de libertad de Levante y Sudán, las batallas que continúan tras los muros de las cárceles y la insumisión de los desertores de todo el mundo.
A quienes reprochan que estos actos estropean la estancia de los turistas o perturban las salidas de vacaciones, les respondemos que sigue siendo tan poco. Tan poco comparado con el acontecimiento en el que deseamos participar y que pedimos de todo corazón: la caída de un mundo basado en la explotación y la dominación. Entonces tendremos algo que celebrar.
Una delegación inesperada