Pocos días después del asesinato de Valencia, se produjo el Alzamiento Nacional.
Alfonso consiguió entrar en el Cuartel de la Montaña junto con menos de 300 falangistas más y cuando se produjo la toma del mismo, logró esquivar la matanza de los prisioneros y escaparse, aunque fue detenido poco después.
Fue encarcelado, pero consiguió la libertad y pudo refugiarse en la Embajada de Chile.
Al ser tomado Madrid y ante el estupor de sus antiguos camaradas que le daban por muerto, se presentó muy enfermo, pero con la camisa azul y un enorme pistolón, en la recién creada redacción del ARRIBA.
Inmediatamente empezó a trabajar como redactor y a pesar de su gravísima enfermedad, cuando llegó el momento consiguió enrolarse en el primer contingente de voluntarios madrileños que se alistaron en la División Azul.
En Rusia sería gravemente herido en la cabeza, siendo trasladado a España.
Se incorporó nuevamente a la redacción del ARRIBA y comenzó a escribir y a investigar lo sucedido a sus camaradas de la Falange madrileña.
Gracias a él, por ejemplo, hemos podido saber que Joaquín Canalda (alto dirigente de la milicia madrileña y hombre de confianza de José Antonio), le enseño un álbum en su despacho que contenía, entre otras, la única foto conocida de Gerardo González Sampedro, "Palma de Plata" de la Falange concedida por José Antonio y último Jefe de la milicia madrileña nombrado por José Antonio estando todavía en libertad.
La foto era la del depósito de cadáveres y en la misma el cadáver de Gerardo presentaba una larga y espesa barba y el correspondiente número colocado en el pecho.
(Esta foto debería seguir existiendo, pero no hemos podido localizarla de momento, pues Gerardo González Sampadro es uno de los pocos dirigentes de Falange del que no se conserva fotografía alguna).
Canalda también le confirmó a Alfonso algunos datos de gran interés, como que antes de las elecciones de febrero del 36, el total de militantes falangistas en España no superaría los doce mil y también que el número de caídos de la Primera Línea alcanzó una proporción del 60% de sus efectivos.
Alfonso no pudo recuperarse de su enfermedad ni de la herida en la cabeza sufrida en Rusia, falleciendo en Madrid, a los 30 años, el 20 de marzo de 1944.
Dada la imposibilidad de resumir, con un mínimo de rigor, su lucha en el Cuartel de la Montaña y su paso por la División Azul, dejamos para una próxima reseña ambos hechos.
Alfonso Gallego Cortes ha sido uno de los mejores cronistas de la historia de la Falange madrileña.
Su estilo como escritor, está a la altura de los más famosos articulistas azules y cuenta con la ventaja y el respaldo que le da haber participado e incluso protagonizado los hechos que narra.
Desgraciadamente, como en otros muchos casos, Alfonso Gallego es otro de los "grandes desconocidos de la Falange".
Alfonso Gallego Cortés, escribió con su sangre e inmortalizó con su pluma, alguna de las páginas más gloriosas de la Historia de la Falange. Reconocerlo y recordarlo es nuestra tarea.
(Foto inédita de Alfonso Gallego. Del archivo de los Guardianes de la Memoria Azul)
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