Se convirtió en una auténtica estrella de cine gracias a su talento y su singular aspecto. Muchos la conocen por su papel de rubia femme fatale en la comedia de Leonid Gaidái 'La mano de diamante'. La frase "¡No es culpa mía! Ha venido él mismo", pronunciada por la heroína interpretada por Svetlichnaya, se ha convertido en un dicho conocido por todas las generaciones soviéticas.
Otros la recordarán por su papel en la legendaria serie de televisión soviética 'Diecisiete instantes de una primavera', que trata la vida del espía soviético Maksim Isáiev, el cual está operando en la Alemania nazi bajo el nombre de Max Otto von Stirlitz.
Protagonizó películas, actuó en el teatro y fue un ícono del estilo.
Descanse en paz, leyenda.
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