Hoy quiero detenerme un momento y dar gracias a Dios por todo lo que ha hecho en mi vida este año. No ha sido un camino fácil. He enfrentado pruebas que han retado mi fe y mi fortaleza, pero en medio de cada dificultad, siempre encontré una salida, un sustento, una respuesta.
La habilidad que me permite generar ingresos y sostener a mi familia no es solo fruto de mi esfuerzo, es un regalo que Dios me dio. Él me equipó con las herramientas, me guió a través de los momentos de incertidumbre, y me permitió llegar hasta aquí, terminando este año con gratitud y paz en el corazón.
No puedo atribuirme este logro. Toda la gloria es para mi Dios Todopoderoso. Él es quien abre caminos donde no los hay, quien me sostiene cuando me siento débil, y quien me recuerda que la vida es más que las circunstancias que enfrentamos.