No viajes en avión, pero ella va en jet privado.
Usa el transporte público, pero a ella la acompaña una comitiva de coches de gran cilindrada.
No comas carne, pero en los eventos en los que participa comen un tipo de carne que el resto de los mortales no llegaremos a probar.
Manda a tus hijos a la guerra, que los míos están muy bien bajo mis faldas.
Y así con todo. Esa es la hipocresía, la doble moral y la sinvergonzonería de la élite. Si aún no te has dado cuenta, el problema no lo tienen ellos, lo tienes tú; nosotros.