Porque José Saramago, con su lucidez y preguntas incómodas, desnudó los dogmas y señaló las sombras del Vaticano. Ateo declarado, respetaba la fe individual, pero denunciaba el poder e hipocresía de las instituciones religiosas que tantas veces golpearon más de lo que acogieron.
🔥 Su mensaje era claro: dejemos a un lado los intermediarios celestiales y construyamos un mundo más humano, libre de miedos y ataduras divinas.
✍️ Saramago no buscaba enfrentarse a Dios, sino a quienes lo usan para someter. Y esa verdad, desnuda y honesta, siempre incomoda.