Señor, ayúdame a comprender en esta oración lo que puede conducirme a la paz y a la auténtica felicidad. Abre mi mente y mi corazón, aumenta mi fe, acrecienta mi confianza, inflámame de tu amor y ayúdame a aprovechar esta oportunidad que me das para encontrarme contigo en esta meditación.
Jesús, este tiempo de oración es una oportunidad para mostrarte mi amor, ilumínalo porque hay muchas cosas que me distraen. Mírame, Señor, con ese amor con que miraste a Jerusalén y ven a hospedarte en mi alma para poder resistir las tentaciones del mundo.
Jesús, ayúdame a evitar todo lo que te ofende y a agradarte con amor en mi comportamiento de cada día. No puedo cerrar mi corazón y ahogar en mi egoísmo mi celo apostólico. Fortaléceme, hazme generoso para crecer en el amor y dedicarme a mi misión con ahínco, y así, hacer cuanto pueda para que la Nueva Evangelización llegue a muchas más personas.
Gracias Señor por esta nueva mañana, gracias por la luz de este nuevo día, y por darme otra oportunidad para comtemplarla. Jesús, gracias por este momento que me regalas para poder estar contigo. Tienes algo que decirme hoy. Tu amor infinito y eterno busca todas las maneras de entrar en mi corazón y una de tus favoritas es traerme hasta Ti para tener un rato de intimidad.
Creo en Ti, Jesús, pero ayúdame a creer en mi día a día que tu amor por mí es infinito, eterno, maravilloso y que te ha llevado hasta el extremo de darlo todo por mí.
Te pido me des la fortaleza para agradarte con más acciones de este nuevo día y así poder ayudar a extender tu Reino. Te pido por el Papa Francisco y Sacerdotes del mundo entero, mantenlos firmes en su ministerio y danos Señor abundantes vocaciones Sacerdotales y Religiosas.
Señor, vengo ante Ti para adorarte, para darte el lugar que te mereces en mi día. Quiero responder a tu invitación y por ello quiero orar y estar contigo. No quiero dejarte solo jamás. Dame la gracia de ser fiel a tu amor. Creo que eres mi Dios y mi Señor. Te amo con todo mi ser y quiero corresponder a tu amor. Sé que Tú nunca me dejarás defraudado. Todo, Señor, lo espero de Ti.
Te bendigo eternamente pues al mirarte veo tu grandeza y reconozco mi pequeñez. Señor mío, gracias por quedarte entre nosotros. Dame la dicha de estar contigo por siempre. Por tí, Jesús, vivo, por tí Jesús muero; tuyo soy, Jesús, en vida y en muerte.
Amén.