Vivir contento con pocos medios, buscar la elegancia en lugar del lujo, el refinamiento en lugar de la moda, ser digno, no respetable, y rico, pero en el alma; estudiar mucho, pensar con calma, hablar con dulzura, actuar con franqueza, escuchar a las estrellas y a los pájaros, a los niños y a los sabios, con el corazón abierto; soportarlo todo con alegría, hacerlo todo con valentía, esperar las ocasiones, no apresurarse nunca; en una palabra, dejar que lo espiritual, espontáneo e inconsciente, crezca a través de lo común. Ésta es mi sinfonía.