EL NACIONAL
Miércoles 13, de noviembre
Trump 2.0 vs Maduro: negociar o perder
Por Antonio de la Cruz
En el dinámico escenario geopolítico entre Estados Unidos y Venezuela, la victoria de Donald Trump podría significar un cambio radical en la política exterior estadounidense hacia el régimen de Nicolás Maduro. Con el reconocimiento internacional de Edmundo González Urrutia como presidente electo de Venezuela y la tensión que ha surgido en la interacción con figuras influyentes como Elon Musk, la relación entre Trump y Maduro puede analizarse desde la modelación de conflictos, basados en las estrategias y los posibles resultados.
La teoría de la decisión interactiva, usada para estudiar decisiones estratégicas en escenarios de conflicto o cooperación, proporciona un marco claro para entender las opciones del nuevo inquilino de la Casa Blanca y el ocupante de Miraflores. En esta partida de ajedrez diplomático, cada movimiento responde no solo a sus propios intereses, sino a las acciones y reacciones de aliados, enemigos y de la comunidad internacional. De acuerdo con esta óptica, se identifican varios puntos fundamentales que podrían definir el futuro de Venezuela y de las relaciones entre ambas naciones.
La mascarada de formas: poder vs resistencia
Trump encarna el rol del «héroe pragmático», comprometido con proteger la seguridad nacional de Estados Unidos y reforzar su imagen de líder fuerte y decidido. Su reelección -cuatro años después- está cargada de simbolismo para su base de votantes, quienes ven en él una figura que, sin miedo al conflicto, se enfrenta a cualquier régimen que amenace la paz estadounidense. Su promesa de mantener a Estados Unidos seguro y a la región en calma exige confrontar al régimen de Maduro, quien, por su parte, también ha construido una narrativa que exalta la resistencia.
Maduro, en respuesta, intenta apropiarse de la retórica de Trump con el lema «Hacer Grande a Venezuela«, buscando proyectar una imagen de apertura y conciliación con el nuevo gobierno estadounidense. Sin embargo, sus alianzas estratégicas con el régimen de los ayatolás y su retórica antiimperialista sugieren que, en realidad, persiste una postura de resistencia. Maduro quiere presentarse como un líder dispuesto a la cooperación, pero su discurso es tan pragmático como lo es el de Trump: en el fondo, su prioridad es la preservación de su régimen frente al poder absoluto el poder absoluto que los republicanos obtuvieron el 5 de noviembre.
Reconocimiento de Edmundo González Urrutia: una estrategia de suma cero
La victoria de González Urrutia en las elecciones venezolanas del 28 de julio marcó un hito en la política venezolana, al abrir un nuevo frente de legitimidad de origen contra el régimen de Maduro. Esto puede entenderse como un escenario de suma cero, donde cualquier ganancia en legitimidad para González Urrutia representa una pérdida directa para Maduro. Trump, al reconocer al diplomático como presidente electo, incrementa las probabilidades de socavar la estabilidad de la dictadura. Desde la perspectiva de Maduro, su respuesta óptima sería fortalecer sus alianzas internacionales, especialmente con actores que puedan contrarrestar la influencia del magnate en la región. Sin embargo, si Estados Unidos logra consolidar un consenso global, multilateral, en torno a la presidencia de González Urrutia, Maduro podría verse forzado a aceptar una negociación para una transición democrática.
Alianza Maduro-Irán: suma negativa
La estrecha relación entre Maduro con el régimen de los ayatolás se convierte en un factor de riesgo, tanto para Estados Unidos como para la estabilidad regional. Este es un escenario de suma negativa, donde el conflicto podría tener un costo alto para la dictadura bolivariana. Trump podría reimponer la política de máxima presión y coordinar una estrategia regional para aislar aún más al régimen venezolano, mientras que el jefe del PSUV podría usar su relación con Irán como herramienta de negociación.