Sin ninguna duda acerca de la importancia que tiene la protección de la infancia en nuestro país y la certeza total acerca de la voluntad de gobierno con la que contamos, para apoyar todas las acciones que beneficien a niños, niñas y adolescentes…igualmente estamos viviendo tiempos difíciles, donde urge enfocarse en ellos mucho más.
La infancia es una etapa de gran vulnerabilidad: los niños tienen una inmadurez en todos sus procesos que permea el modo en el que perciben y sienten todo lo que viven, que los limita en la capacidad de afrontar las adversidades y que los hace muy dependientes de los adultos para crecer, aprender y desarrollarse. La grave crisis socioeconómica que estamos viviendo, impacta mucho más en los grupos vulnerables: la infancia probablemente es el más afectado. Si alimentarse es un reto cotidiano, aun cuando la familia priorice siempre a los niños, la nutrición tan importante en esta etapa, no será la adecuada. Si los maestros no alcanzan y están ellos mismo afectados, la escuela no podrá nutrir el espíritu y el intelecto como debiera. Si los padres dejan atrás a sus hijos, los hijos crecen con sentimientos de abandono que los harán desconfiar toda la vida de las personas que digan quererlos. Si los adultos están estresados e irritados y las dinámicas familiares son sistemáticamente conflictivas y hasta violentas, el bienestar psicológico de los más pequeños se verá afectado y comenzarán a instalarse problemas de salud mental, con los que cargarán toda la vida. Si los niños y adolescentes crecen, habiendo experimentado graves maltratos y abusos desde edades tempranas, serán adultos rotos que siempre se pondrán en condición de víctimas o se convertirán en los victimarios crueles de otras personas inocentes.
El futuro de la sociedad está en la infancia. Todo lo que hoy nos preocupa, será más grave a mediano y largo plazo. Crecerán los índices de las enfermedades, aumentará en general, la mala salud física y mental. La felicidad del ser humano y la seguridad de la sociedad, también estarán comprometidas. Por todo ello, urge enfocarse en la infancia como una meta colectiva y que sea parte de la motivación, para salvar todo lo que debe ser salvado.