El niño, sin embargo, no dejaba de mirar un globo negro que el vendedor no soltaba en ningún momento. Finalmente, le pregunto: señor... si soltara usted el globo negro, ¿subiría tan alto como los demás? El vendedor sonrió comprendiendo lo que el niño en ese momento pensaba, entonces soltó el cordel con el que tenía sujeto el globo negro, y mientras este se elevaba hacia lo alto, dijo: "No es el color lo que lo hace subir hacia el cielo, hijo, ES LO QUE HAY DENTRO DE ÉL."
Y es precisamente lo que más nos debe preocupar… ¿Qué es lo que hay dentro de nosotros? ¿Qué guardamos en lo más profundo de nuestro corazón? Porque realmente no son las cosas que posees lo que te va a elevar a las alturas de Dios no, sino lo que guardas en tu corazón. Todo lo que creas que te eleva, como un cargo, una responsabilidad, posesiones o cuentas bancarias no son más que pura vanidad, que cosas transitorias que, en esta vida te dan solo una probadita, pero nada más. Como bien le dijera el vendedor de globos: lo que te hace subir hacia el cielo ES LO QUE HAY DENTRO DE TI.
La Biblia expresa en 1 Pedro 3.3-4 (NVI) una idea contundente de cuál debe ser nuestra prioridad en el momento de anhelar crecer, levantarnos, y por qué no, tocar el cielo cuando dice: “QUE LA BELLEZA DE USTEDES NO SEA LA EXTERNA, QUE CONSISTE EN ADORNOS TALES COMO PEINADOS OSTENTOSOS, JOYAS DE ORO Y VESTIDOS LUJOSOS. QUE SU BELLEZA SEA MÁS BIEN LA INCORRUPTIBLE, LA QUE PROCEDE DE LO ÍNTIMO DEL CORAZÓN Y CONSISTE EN UN ESPÍRITU SUAVE Y APACIBLE. ÉSTA SÍ TIENE MUCHO VALOR DELANTE DE DIOS.”
No te preocupes si nadie te toma en cuenta, puede que para muchos tú seas como ese globo negro, que el niño pensó que como el vendedor no lo soltaba no volaría. No importa del color que la gente te vea, lo importante es lo que tengas en tu corazón, en tu interior, el amor, la compasión, la paciencia, la paz, etc. que abrigues, te hará capaz de volar aun por encima de muchos y sorprendiéndote a ti mismo. Lo que hizo que Dios escogiera a David y mandara a Samuel a ungirle como rey no fue las veces que se enfrentó al oso o al león por defender a sus ovejas no, fue el valor y la calidad de su corazón conforme al suyo.
La verdad, siempre le ha interesado a Dios todo cuanto el hombre pueda tener y guardar en su interior. Él es quien da alegría al corazón (Salmo 4.7ª) y tiene un interés especial sobre aquellos que se guardan puros, que no se dejan contaminar con la maldad y el pecado que tan común es hoy día en un mundo tan relativista. El salmista expresó: “Tú has penetrado en mis pensamientos; de noche has venido a vigilarme; me has sometido a prueba de fuego, no has encontrado maldad en mí… (Salmo 17.3 VDHH)” Lindo ¿verdad? Qué experiencia la de este hombre, qué profunda relación al punto que por mucho que Dios buscó en él, no encontró nada impuro. De aquí que, consecuentemente observamos que cuando Dios penetró en sus pensamientos y cuando decidió vigilarle es porque le interesa el contenido del corazón del salmista. De igual manera lo que guardas en tu corazón le interesa a Dios, así que cuida de él.
No olvides la historia del niño y los globos, finalmente aunque todos eran de diferentes colores, lo externo, su apariencia, su color, no es lo que les hacía volar, tampoco será lo que te hará volar a ti, despegar hasta donde Dios te quiere llevar, la verdad, entre un globo y nosotros no hay mucha diferencia, porque lo que nos hace volar a ambos es LO QUE LLEVAMOS DENTRO.
Dios te bendiga!
💁♂️ Ha sido una reflexión con el
Ps. Durley para Radio Fe 🇨🇺
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