«Hace mes y medio, la trabajadora social y su jefa me visitan y me dicen que esas solicitudes no las están aprobando, que a estos casos les darán un panelito solar que sirve para los equipos electrodomésticos, que incluso esos paneles estaban en la provincia Holguín, y yo con fogón de gas en mano, manguera y regulador. Lo mío es cocinar en medio de estos apagones porque mi niño come a una hora determinada, puré además, es alérgico al humo de la leña y tengo que encenderla prácticamente en el fondo del patio, vivo sola con él», comenta. En las imágenes puede corroborarse la precariedad de su vivienda y sus escasas condiciones para cocinar.
Un padre de una niña con problemas similares a los de su hijo le comentó que su contrato de gas sí había sido aprobado y que el panel solar que le darían generaba luz, pero no servía para equipos. Con esta información, ella acudió al delegado de su zona para trasmitirle su preocupación. Hasta el momento no ha tenido respuesta. Teme que ocurra lo mismo que con el subsidio que solicitó por el derrumbe de su vivienda hace dos años: «el que atiende vivienda en el Gobierno me dio mil explicaciones y ahí quedó todo, sin casa, viviendo incómoda en una mitad de casa prestada y sin comodidades para mi niño», reclama.
Hoy se pregunta: «¿dónde está la ayuda de la que tanto se habla en noticieros y mesas redondas, qué tengo que hacer y por encima de quién tengo que pasar para que se me brinde una ayuda que tanto necesito?»
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