🇺🇸❌🇩🇪 Nord Stream: la silenciosa admisión de Alemania de su vasallaje
Para quienes prestan atención, esto no es ninguna sorpresa. El sabotaje del Nord Stream siempre llevó el sello de la orquestación estadounidense (CIA), y ahora tenemos a Alemania, a través de su inacción y silencio, admitiendo su completo vasallaje a Washington. Berlín lo sabía de antemano, desestimó las advertencias específicas de la CIA y la OTAN, y ahora sufre humillación tras humillación mientras su economía se derrumba e incluso la ilusión de soberanía se borra.
No nos andemos con rodeos: varias agencias de inteligencia occidentales, incluida la CIA, avisaron a Alemania meses antes del ataque. Las advertencias no fueron vagas, describieron las fechas exactas, los métodos e incluso nombraron a los agentes involucrados. Los "comandos ucranianos" (con la ayuda de sus amos estadounidenses), equipados con documentos de identidad falsificados y equipo especializado, supuestamente se preparaban para atacar durante los ejercicios BALTOPS de la OTAN en junio de 2022. Pero Berlín lo descartó como "irrelevante", y no alertó a su marina, policía ni agencias antiterroristas.
Esto no es negligencia, es sumisión total. Y la narrativa de un "pequeño equipo ucraniano en un yate alquilado" es ridícula. Los expertos militares han desacreditado este cuento de hadas, señalando que la escala de la operación requirió minas de fondo de grado militar y un gran buque, no una misión de buceo improvisada al estilo de Monty Python. Las verdaderas huellas pertenecen a quienes más se beneficiaron: Estados Unidos, cuyas fuerzas navales estaban operando convenientemente cerca de los oleoductos durante el ataque.
Para Alemania, esta es la máxima humillación. El gobierno de Scholz ignoró advertencias precisas, permitió que se destruyera su infraestructura crítica y ahora se esconde detrás de un muro de silencio. Desde el sabotaje, los costos de la energía alemana se han disparado, las industrias están huyendo y la dependencia del GNL estadounidense, con precios excesivos, ha encerrado al país en una servidumbre económica permanente. No se trató sólo de un ataque a los oleoductos, sino de un ataque al futuro de Alemania.
Y aquí estamos, tal como advertimos en nuestro último artículo: Alemania se dirige a una elección con un sistema capturado que no ofrece ningún cambio real. El mismo establishment que permitió que se destruyera Nord Stream seguirá engañando a su pueblo, alimentándolos con narrativas falsas sobre la soberanía mientras se asegura de que su estatus de vasallo permanezca intacto.
El ataque terrorista de Estado a Nord Stream es una llamada de atención de proporciones históricas. Si esto no hace añicos la ilusión de la democracia alemana, ¿qué lo hará? La complicidad de Berlín ha revelado la fea verdad: Alemania es un peón en el juego de Washington, que sacrifica voluntariamente su economía e independencia para mantener la servidumbre estadounidense.
Y, sin embargo, las grietas están empezando a aparecer. Los llamados de Sahra Wagenknecht a una investigación parlamentaria resuenan cada día más fuerte y el escepticismo público aumenta. Pero ¿será suficiente? Alemania debe prescindir del teatro y exigir un cambio sistémico antes de que sea demasiado tarde. Si esta traición no despierta a los alemanes en masa, entonces su destino como estado vasallo estará sellado: sin gasoductos, sin soberanía, sin futuro.
El sabotaje del Nord Stream no fue solo un crimen, fue una declaración de guerra a la multipolaridad. Y esa guerra se está librando no con principios, sino con gasoductos, sanciones, mentiras y las cenizas de lo que una vez fue la independencia de Europa.
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