Día 18. Oremos para ser libres de malos pensamientos
"Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de tu presencia,
y no quites de mí tu santo Espíritu.
Restitúyeme el gozo de tu salvación,
y sostenme con un espíritu de poder".
Salmo 51
¿Qué son los pensamientos negativos?
Son ideas que vienen a nuestra mente, (algunas de manera fugaz y otras se quedan por más tiempo) que producen preocupación, miedo, angustia, y diversos estados emocionales que dañan nuestra salud.
Algunos pensamientos negativos tienden a ser catastróficos, otros tienen la tendencia a adelantarse al futuro y mantenernos en estado de alerta constantemente.
La naturaleza de los pensamientos negativos se haya en el pecado, en nuestra vieja naturaleza. Es importante aceptar esa realidad para que podamos acudir al Señor reconociendo nuestra condición.
Existen pensamientos negativos que dirigen a la persona a actuar de forma que a Dios no le agradan, o que afectan directamente la salud física, espiritual y emocional de quien los procesa y de las personas a su alrededor ya que un pensamiento puede convertirse en una acción.
¿Cómo acabar con la tiranía de los pensamientos negativos?
Pueden sabotear una entrevista de trabajo, deteriorar tu relación de pareja o dañar tu vida social. Al final, se traducen en 'profecías autocumplidas' y convierten tu vida en un infierno.
Todos hemos tenido pensamientos negativos. Los expertos en psicología recuerdan que es natural tenerlos. Estamos pendientes de una entrevista de trabajo y, cuando nos dan la fecha y hora, nos asalta la duda de si lograremos convencer al empleador de que somos el mejor candidato. Pero, en general, pensamos que sí, que lo vamos a conseguir. Sin embargo, hay personas que tienen esta clase de pensamientos a menudo, incluso, a todas horas. Acuden a su mente sin pedir permiso y se convierten en rumiantes y obsesivos, tanto que terminan afectando a su estado de ánimo. Esto, ya no es normal.
Los pensamientos negativos automáticos consisten en mensajes cortos producidos de forma espontánea y repentina por nuestra mente. Es decir, la persona no los elabora de forma consciente. El contenido de estos mensajes suelen centrarse en uno mismo (no aprobaré el examen) o en los demás (no te puedes fiar de nadie), y tienen una "visión negativa". Aunque no sean verosímiles, al menos hasta cierto punto, "la persona les da total credibilidad", señala.
👇🏻
Desencadenan emociones dañinas (angustia, culpa, rabia, vergüenza, tristeza, decepción).
Producen síntomas físicos (dolor de cabeza, taquicardias, cansancio, tensión muscular, insomnio)
Favorecen conductas inadecuadas (evitación, bloqueo, inseguridad, indecisión).
Aumentan el riesgo de sufrir baja autoestima.
Ocasionan dificultades en las áreas vitales (problemas laborales por la caída en el rendimiento, problemas familiares por la irritabilidad constante, etc).
Pueden llegar a ocasionar trastornos de ansiedad o depresión.
Si pienso “seguro que no me cogerán en este trabajo, realmente yo no tengo mucho que ofrecer”, mi emoción en la entrevista será de ansiedad, mi cuerpo estará agitado y mi conducta será ineficaz. De esta manera, se habrán desarrollado 'profecías autocumplidas', es decir, mi pensamiento condicionará mi conducta y terminaré generando lo que temía. Algo así como un “pequeño” meteorito que causa estragos dramáticos.
1. Haz una limpieza digital: SACA cuentas de noticias amarillistas, páginas, redes, etc.
2. Escribe lo que piensas y convierte esos pensamientos en oración.
3. Ordena tus espacios y tu rutina. Una mente ordenada es una mente más calmada.
4. Alaba al Señor. En la alabanza hay plenitud y libertad.
5. Lee la biblia. La palabra nos llena de conocimiento, sabiduría y nos capacita con herramientas para hacer frente a los malos pensamientos.
6. Aceptalos, cuestionalos (no les des la razón en todo) y perdóna.