ALMA VS ESPÍRITU ➡️ Desde que se está popularizando la sabiduría hiperbórea, me han preguntado muchas veces cuál sería la diferencia entre alma y espíritu, aquí tenéis mi opinión:
El alma sería nuestro cuerpo energético, algo que da vida o “anima” al avatar físico capaz de sobrevivir a este, y que de alguna manera, difícilmente explicable, sería una fractal del espíritu, “la chispa de vida que proviene de la “fuente”, pero es algo tan abstracto que la única palabra capaz de definirlo es “inefable” y al mismo tiempo no lo define en absoluto. En otras palabras, el alma sería una fractalización del espíritu, una gota del océano primordial, cuya interconexión se ve diluida e interferida por el Hilo Parasitérico, implante etérico base.
Una definición simplificada basada en mis experiencias de primera mano, no lo he leído en ningún libro ni he accedido a “la verdad absoluta” canalizada por una figura mesiánica, como por ejemplo Luis Felipe Moyano.
Para mi el alma no es el implante, como afirma la sabiduría hiperbórea, sino que el implante (el Hilo) está encapsulando al alma, lo cuál tampoco he leído en ningún libro sino que lo he concluido por barias experiencias de primera mano, especialmente el retiro de Vipassana que me permitió ver la tecnología etérica implantária que en efecto se puede extraer, por supuesto no fácilmente, lo cuál te lleva a experimentar la verdadera experiencia humana no adulterada en este plano, fielmente descriptible como “el cielo en la tierra”, “creación del demiurgo” o no.
Otra de las experiencias que me llevan a dicha conclusión es la llamada “experiencia oceánica” que tuve en 2015 en la cuál me fundí por completo con lo que sólo puedo concluir que sería la “fuente primordial”, pasando de ser una gota, o fractal de la misma a el océano entero, totalmente fuera de este mundo, siendo el todo y la parte a la vez.
Otra experiencia decisiva fue en 2016 cuando abrí espontáneamente el tercer ojo tras un ayuno de 23 días de sólo agua, tras lo cuál todo mi input sensorial se descomprimió dando paso a la experiencia no filtrada de la realidad, de nuevo fielmente descriptible como “el cielo en la tierra”.
Por no mencionar mi tercera toma de Ayahuasca en 2015, en la cuál tuve la misma experiencia, esta vez zafándome por completo del intelecto analítico durante unas horas, sintiéndome tan ligero como el aire y absolutamente presente, 0 interferencia del pasado o futuro, 0 psicodelia, sólo la experiencia real no filtrada.
En cualquier caso y aunque como suelo decir: “para salir de la mente hay que comenzar por la mente”, el acto mismo de definir conceptos tan abstractos forma parte del laberinto de la mente parasitária, sea cual fuere la etiqueta que le pongas, el caso es que existe una esencia conectada a la fuente, llámese alma o espíritu, la cuál a su vez se encuentra interferida por una tecnología etérica cuya descripción coincide con la del sistema de Nadis o Meridianos y nuestro propósito es primero: amedrentarla mediante las técnicas que vengo recopilando y comprobando que trabajan en su detrimento y nuestro beneficio y segundo: llegar a extraerlo por completo de manera permanente, para lo cuál estamos avanzando cada día y que tiene que llegar en algún momento.
Saludos.