Camino por la casa, la misma casa de siempre, pero cada vez más vacía. Me detengo frente al espejo. Me miro. O al menos, miro a alguien que se parece a mí. ¿Cuándo fue la última vez que me sentí vivo? ¿Cuándo dejé de reconocerme?
A veces hablo en voz alta, solo para llenar el silencio, solo para recordarme que aún tengo voz. Pero el eco es lo único que responde. Me siento ridículo, hablándome a mí mismo, como si eso hiciera alguna diferencia. Como si eso evitara que la soledad me devorara desde adentro.
El tiempo se estira y se encoje sin sentido. Mañana será igual que hoy. Y pasado mañana. Y el siguiente. Porque nada cambia. Porque nadie llama. Porque yo tampoco sé si quiero que lo hagan.
Tal vez me he convertido en un fantasma de mí mismo. Tal vez siempre lo fui.
🌪Un chico escribiendo.✍