Una gran dosis de dopamina vendrá a través de los mensajes, likes, visualizaciones, alcance ep interacciones entrantes; al principio puede no parecer delicado, hasta que poco a poco se convierte en una adicción .
El sistema dopaminérgico es una red de neuronas que utiliza la dopamina como neurotransmisor. La dopamina desempeña un papel crucial en la regulación de nuestras emociones, motivación y recompensa. Cuando estamos expuestos a estímulos gratificantes, como recibir una notificación en las redes sociales, se activa el sistema de recompensa en el cerebro, liberando dopamina y generando una sensación de placer y satisfacción.
Investigaciones recientes han examinado cómo el uso de las redes sociales puede activar el sistema dopaminérgico y su influencia en nuestro comportamiento. Un estudio publicado en 2020 por Lin et al. encontró que la frecuencia de uso de las redes sociales se correlacionaba positivamente con los niveles de dopamina en el cerebro. Los participantes del estudio que informaron un mayor uso de las redes sociales mostraron una mayor activación de las regiones cerebrales asociadas con la recompensa y la motivación.
Los jóvenes se enfretan a un nuevo día acompañado de relaciones superfluas, atravesando los túneles de la soledad y la comparación, es parte de las consecuencias psicoemocionales del modelo de las RRSS a la sociedad.
Las redes sociales se han ganado los corazones y el asombro de muchos en todo el mundo. Es absolutamente increíble lo arraigado que se ha vuelto en nuestras vidas como medio para la creatividad, salida para la comunicación y plataforma para la información y desinformación también.
Una demanda de atención, bombardeo de "información", lo que perpetúa una mentalidad adictiva.
Cuando se busca constantemrnte actualizar nuestra página, esperamos una gratificación instantánea. Pero, ¿qué sucede cuando no recibimos un me gusta, un mensaje o algún tipo de "recompensa"? Los recuentos del uso de las redes sociales por parte de los adolescentes han comparado la atención en línea con la popularidad. En consecuencia, la falta de atención constante en las redes sociales ha creado un círculo vicioso de ansiedad, soledad y depresión debido a la falta de recepción de la recompensa "virtual". En conjunto, las redes sociales pueden ser dañinas al distorsionar la imagen que tenemos de nosotros mismos y, si bien las plataformas de redes sociales nos ayudan a conectarnos, también pueden, irónicamente, hacernos sentir aislados, reducir nuestra confianza en nosotros mismos y disminuir nuestra sensación general de bienestar.
Dado que las plataformas de comunicación e información han evolucionado tan rápidamente durante la última década, existe la necesidad de establecer límites entre lo que es beneficioso y lo que es potencialmente perjudicial para nuestra salud mental. Si bien las empresas de redes sociales deberían desempeñar un papel en la mitigación del comportamiento adictivo de las redes sociales, también parecería contradictorio con el modelo comercial general. El modelo civilizatorio y económico tiene responsabilidades reales ante la Epidemia de Ansiedad y Depresión del siglo XXI.
En ese caso, ¿quién se hace cargo? los maestros, tutores y familiares debemos estar atentos a la atención médica y la orientación, para desempeñar un papel en la enseñanza y capacitación de las personas sobre cómo administrar su consumo de redes sociales. Disponer siempre fuentes oficiales de información. Este problema multifacético requiere un enfoque multidisciplinario y la sensibilidad oportuna.
Por ello el Presidente @NicolasMaduroMoros ha dedicado especial atención para estudiar y establecer estrategias para la Infodemia, la Desinformación (intencionada) y la Epidemia de Ansiedad y Depresión que está causando las RRSS en la sociedad actual, ademas de los efectos de la digitalización de la vida cotidiana.
Por ello parte de la Agenda de Investigación que se desarrolla en la Gran Misión Ciencia Dr. Humberto Fernández-Morán, ejecuta proyectos en esta materia.
#CienciaParaLaVida