¿Con qué Alimentas tu Mente?
“Por último, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio”. Filipenses 4:8 (NVI)
Puedes aprender mucho sobre la salud física de una persona al simplemente observar su dieta. ¿Están comiendo una variedad de alimentos enteros? ¿Están comiendo mucha comida rápida? ¿Su dieta está llena de comida que les ayuda a crecer fuertes y tener energía, o la comida que ellos consumen los está desgastando?
Lo mismo es verdad espiritual, mental y emocionalmente. Puedes saber mucho sobre tu salud espiritual, mental y emocional al observar tu dieta mental.
Horas de escuchar radio, noticias por cable, novelas, redes sociales, y maratones de series es el equivalente de comida chatarra mental. No es saludable para ti. De hecho, es veneno. Está desgastando tu habilidad de vivir una vida con propósito.
Proverbios 15:14 dice, “El corazón entendido va tras el conocimiento; la boca de los necios se nutre de tonterías” (NVI).
Tienes una elección —cada día. Debes elegir alimentar tu mente con los mejores pensamientos.
Filipenses 4:8 es específico sobre la clase de pensamientos que son mejores para tu salud mental, emocional y espiritual: “Por último, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio” (NVI).
¿Esa lista de cosas describe sobre lo que piensas la mayoría del tiempo? Si eres honesto, la respuesta es “no”. Todos deberíamos contestar “no”. Nuestras mentes no se dirigen hacia estas cosas naturalmente, porque somos humanos y pecadores.
Así que, tienes que entrenar tu mente para tener pensamientos que sean verdaderos, nobles, rectos, puros, amorosos, admirables, excelentes, y admirables. ¿Cómo haces eso? ¡Haciéndolo! Tienes que practicar el llenar tu mente con estas cosas al leer la Biblia, meditar en ella, y memorizarla. Tienes que tener hambre de ella.
La forma en la que pienses determina como vives. Lo que pongas en tu mente va a afectar cada área de tu vida —así que necesitas una verdadera dieta continua de la Palabra de Dios.