La ciudad se convirtió en un bastión defensivo esencial del Virreinato del Perú, con un complejo sistema de fortificaciones conocido como la “Llave del Mar del Sur”, destinado a repeler incursiones de piratas y potencias enemigas como Inglaterra y los Países Bajos.
Así, Valdivia fue una de las plazas militares mejor protegidas del Pacífico, manteniendo su importancia hasta la independencia de Chile.