¡Hola!
Hoy me gustaría que hablemos sobre algo muy especial, algo que nos une a todas las tejedoras: el sentimiento que nos invade cuando tejemos.
Para mí, tejer es como entrar en un mundo paralelo, donde todo se calma. Es un espacio solo para mí, donde cada puntada es una pequeña victoria, un momento de paz. Me siento como si, al entrelazar el hilo, también estuviera tejiendo mis pensamientos y emociones. Es ese tipo de actividad que me devuelve a la calma, como si cada punto tejiera un poquito de tranquilidad en mi mente.
¿No te pasa lo mismo? ¿No sientes cómo, en el ritmo constante de la aguja y el ovillo, el tiempo parece detenerse? Hay algo casi mágico en ver cómo, de la nada, empieza a surgir una figura, una textura, algo que antes no existía. Es como si nuestras manos tuvieran el poder de convertir los hilos en historias, en emociones, en pequeños milagros.
Cuando tejo, siento que todo lo demás desaparece. Es un momento para mí, un regalo que me hago a mí misma. Me gusta pensar que cada puntada es una pequeña dosis de autocuidado. El tacto suave del ovillo, el sonido de la aguja rozando el hilo, todo forma parte de una coreografía silenciosa que me reconecta con mi yo más auténtico. No importa lo que haya pasado en el día, una vez que empiezo a tejer, es como si todo lo malo se quedara fuera, y lo único que importa es ese pequeño mundo que estoy creando entre mis manos.
Incluso cuando me enfrento a un desafío o un patrón complicado, la sensación sigue siendo la misma. Tejer es paciencia, es constancia, es aprender a aceptar los errores y volver a empezar. Y en ese proceso, descubrimos nuestra propia capacidad de superarnos, de transformar un simple hilo en algo con vida propia. Cada creación es un reflejo de nuestra dedicación, de nuestro cariño y de las emociones que ponemos en cada puntada.
Hoy, me gustaría preguntarte: ¿Qué sientes cuando tejes? Quiero que cierres los ojos por un momento y pienses en esas sensaciones, en ese espacio que creas para ti misma cuando tejes. Me encantaría leer tu respuesta, porque sé que, aunque todas sentimos algo especial, cada experiencia es única.
Cuéntame, ¿qué te hace sentir tejer?