Palabras que Hablan

Palabras que hablan

“Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.”
Salmos 23:3 (RVR)

Probablemente muchas veces leíste, escuchaste o recitaste esta porción de la Palabra de Dios y tal vez pasó de largo en tu mente sin detenerte a profundizar en esta verdad.

El Señor “corfortará tu alma” en medio de la prueba, en medio de la adversidad, en medio de la aflicción, la angustia, la soledad, la desesperanza, el desgano; te dará nuevas fuerzas y confortará tu alma en medio de la desesperación, en medio de la injusticia, de la impotencia, en medio del dolor de una traición, en medio de la enfermedad, de la vergüenza, del cansancio y del temor...

Descansa en Él.
Su nombre es Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz... y por amor de su nombre te llevará por “Sendas de Justicia”; Él será tu guardador, te cuidará, te dará aliento, te sostendrá, te defenderá y te dará paz cualquiera sea la dificultad por la que estés pasando y por las que vayas a pasar…

Puedes orar así:
Gracias Señor porque tú eres mi Padre Eterno, mi Dios Fuerte, mi Consejero y mi Príncipe de Paz...
Alienta mi corazón en medio de mi dificultad y dame la salida.
En el nombre de Jesús, amén

El Señor conforte tu alma, levante tu cabeza y te dé Paz.


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Palabras que hablan

“Y ustedes, animales del campo, no teman, porque los pastos del desierto volverán a reverdecer, y los árboles, las higueras y las vides volverán a dar su fruto.”
Joel 2:22 (RVC)

El hombre puede perder muchas cosas y aún seguir adelante.
Puede perder las oportunidades, el trabajo, las posesiones, los amigos, la familia, la salud y la libertad y aún así estar firme frente a la adversidad.

Pero cuando el hombre pierde la esperanza, sólo Dios puede hacer un milagro en su vida; porque ni la familia, ni los amigos, ni el trabajo, ni las posesiones, ni las riquezas volverán a ponerlo de pie...

Dios es nuestro amparo, nuestra fortaleza; nuestro pronto auxilio en la dificultad y aunque todo se derrumbe a nuestro alrededor no temeremos porque Él sigue firme y permanece fiel.
Él es nuestra esperanza...

No importa la adversidad que estés pasando; Dios es más grande y fuerte que eso y puede hacer que a pesar de la angustia y la dificultad puedas permanecer firme y sacarte nuevamente a abundancia.

Puedes orar así:
Querido Dios, a veces, al mirar a mi alrededor mis fuerzas decaen y pienso que ya nada volverá a reverdecer y ningún fruto volverá a brotar...
Permíteme mantener mi mirada y mi esperanza en ti porque sé que todo lo puedes y nada se escapa de tu mano.
En el nombre de Jesús, amén.

El Señor sea la verdadera fortaleza de tu vida.


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Palabras que hablan

“Oh hijo mío, oh hijo de mi vientre, oh hijo de mis votos, Habla a favor de los que no pueden hablar por sí mismos; garantiza justicia para todos los abatidos.”
Proverbios 31:2, 8 (NTV)

Estas palabras son parte de una serie de consejos que la madre del Rey Lemuel le dio a su hijo cuando fue nombrado Rey.

Sin dudas, cuando Lemuel llegó a ser Rey, todo cambió en su familia y en su entorno; probablemente muchos de sus amigos y familiares habrán intentado obtener algún provecho o beneficio para sí mismos por ser cercanos al Rey.

La madre de Lemuel, en cambio, lejos de envanecerse y buscar algún privilegio por ser la madre del Rey, se dedicó a darle los mejores consejos posibles para que su hijo no se olvide de sus enseñanzas, las respete, las honre, no se desvíe de ellas por estar en el poder y llegue a ser un buen Rey para todo el pueblo.

Para ella, su hijo seguía siendo su hijo amado y no aquel poderoso Rey. Como madre sabia y prudente sabía que ahora más que nunca su hijo necesitaría del consejo de Dios.

Si tienes hijos propios o del corazón o tienes personas a tu cuidado, tengan la edad que tengan, aliéntalos a seguir los consejos de la Palabra de Dios sin descanso; enséñales a valorarlos, a respetarlos y a ponerlos en práctica; haciendo esto sembrarás vida en sus vidas, asegurarás su futuro y les darás herramientas para encontrar la paz.

Puedes orar así:
Querido Dios, Gracias por tu palabra, porque siempre trae riqueza a mi corazón.
Enséñame cómo andar y ayúdame a guiar a quienes más amo a seguir tus caminos.
En el nombre de Jesús, amén.

Feliz Día de la Madre…!!!

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Palabras que hablan

“Mis ojos están puestos siempre en el Señor, pues solo él puede sacarme de la trampa.”
Salmo 25:15 (NVI)

Por lo general, al sentirnos seguros en el camino que elegimos transitar, sin darnos cuenta nos confiamos demasiado, dejamos de prestar atención a los riesgos que se nos pueden presentar y en especial a las posibles trampas que nos puede tender nuestro adversario.

Las trampas son exactamente eso; peligros ocultos disfrazados y camuflados para no ser advertidos ni por el más atento observador y aunque siempre andemos en alerta, no podremos evitar caer en alguna de ellas.

Por eso son tan sabias las palabras del Rey David cuando dice tener puestos sus ojos en el Señor, pues reconoce que no son sus habilidades, su intuición, sus capacidades ni su entrenamiento lo que puede librarlo de las trampas del adversario sino que sólo el Señor puede hacerlo.

Busca en la palabra de Dios su dirección y su sabiduría para descubrir y evitar las trampas del enemigo y aférrate a su poder y autoridad para salir de aquellas otras en las que te viste atrapado sin poder escapar a tiempo.

Puedes orar así:
Querido Dios, dame sabiduría de lo alto para discernir las acechanzas del enemigo de las almas que atentan contra mí, para identificar sus trampas, sus mentiras y para desbaratar todo lo que hace y planea hacer en mi.
Tú eres mi Señor; el Señor de Señores y en tí pongo mi esperanza.
En el nombre de Jesús, amén.

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Palabras que hablan

¿Cuánto cuestan dos gorriones: una moneda de cobre? Sin embargo, ni un solo gorrión puede caer a tierra sin que el Padre lo sepa. En cuanto a ustedes, cada cabello de su cabeza está contado. Así que no tengan miedo; para Dios ustedes son más valiosos que toda una bandada de gorriones.
Mateo 10:29-31 (NTV)

A veces atravesamos situaciones en las que nos sentimos perseguidos, desarmados y desprotegidos.
Sentimos que no tenemos las herramientas necesarias para enfrentar la adversidad y por lo general llegamos a sentir a Dios demasiado lejos o demasiado ocupado como para interesarse en nosotros o en nuestra dificultad.

Jesús estaba advirtiendo a sus discípulos que iban a tener luchas y oposición, y los anima a confiar, a no tener temor y tomando un par de ejemplos muy sencillos de entender, les asegura que Dios está más al tanto de sus vidas que lo que se puedan imaginar y con esa misma palabra hoy te desafía a creer y a confiar que el Dios que todo lo sabe cuida de ti, que vales mucho más que unos pajarillos y que aún tus cabellos los tiene todos contados…
Nada escapa de su mirada ni de su amor y te dice _“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.”
Confía en mí.

Puedes orar así:
Querido Dios, a veces me aferro a los sentimientos en vez de aferrarme a la verdad.
Gracias porque se que soy muy valioso para ti.
Lléname de tu presencia y dame tu paz.
En el nombre de Jesús, amén.


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Palabras que hablan

“Los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus oraciones;”
Salmo 34:15 (NVI)

Hay situaciones que nos toca vivir que a menudo son injustas, situaciones en las que resultamos dolidos y agraviados y no tenemos fuerzas ni oportunidad de defendernos, de aclarar las cosas y mucho menos de revertir la situación.

Esto trae impotencia y angustia a nuestro corazón, ensayamos interiormente cómo deberían haber sido las cosas, lo que deberíamos haber hecho, lo que tendríamos que haber dicho, pero eso sólo trae tristeza a nuestro corazón.

El “Dios de los cielos”, el Eterno y Sabio Dios conoce muy bien lo que te pasa, está atento a tu pesar y traerá alivio a tu corazón. Él es el que pone todas las cosas en su justo lugar y a su debido tiempo.

Él es experimentado en desprecios y quebrantos, en injurias y humillaciones, en traiciones y dolor. La impotencia no tiene lugar en su ser pues Él es todo poder; su justicia triunfará, el desagravio llegará y tu restauración será manifiesta a su debido tiempo.
Sé paciente y espera en Él.

Puedes orar así:
Querido Dios, dame fuerzas y alivio en mi tristeza. Corrige mis errores, reconforta mi corazón y bendice a quienes me agraviaron, para que tu luz resplandezca en sus corazones y vean todo como tú lo ves.
En el nombre de Jesús, amén


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Palabras que hablan

“Váyanse, todos ustedes que hacen el mal, porque el Señor ha oído mi llanto. El Señor ha escuchado mi ruego; el Señor responderá a mi oración.”
Salmos 6:8-9 (NTV)

Cuando estamos atravesando un momento difícil, de angustia, de impotencia, de injusticia, de fracaso o de dolor, tratamos de encerrarnos en nosotros mismos, nos cuesta levantar la cabeza y aún el buen intento de los demás para tratar de ayudarnos nos suena molesto, inoportuno y no queremos escuchar…

A veces sentimos que Dios está lejos; que no escucha y que se olvidó de nosotros.

Pero no te equivoques; porque los sentimientos son engañosos y el enemigo los usa para derrotarte una y otra vez trayendo mentiras a tus oídos y a tu corazón.

Cuando vuelves a los pies del Señor y derramas delante de Él tu corazón, comienza un proceso de paz y de libertad para tu vida.

_“Jehová tomará a su cargo la causa del afligido, Y el derecho de los necesitados”_ (Salmos 140:12)

Entonces, cuando percibes que el Señor escuchó tu oración, aún antes de recibir lo que necesitas, tu corazón se fortalece, levantas tu cabeza y esperas su bendición con otro ánimo, con otras expectativas; con fe…

Entonces ahuyentarás a los que te señalan, a los que tratan de hacerte desconfiar y caer y dirás…

_“Váyanse, todos ustedes que hacen el mal, porque el Señor ha oído mi llanto. El Señor ha escuchado mi ruego; el Señor responderá a mi oración.”

Confía que el Señor hará; levantará tu cabeza y te restaurará…

Puedes orar así:
Querido Dios, Gracias porque siempre oyes mi oración.
Vengo a tus pies, toma mi corazón, cambia lo que tengo que cambiar y llévame a esas alturas en donde debo andar.
Sé que estando en tu presencia hay plenitud de gozo, por tanto, nada me faltará.
En el nombre de Jesús, amén.


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Palabras que hablan

“Los que aman tu enseñanza gozan de mucha paz, y nada los hace caer.”
Salmos 119:165 (DHH)

Hay personas que nunca pueden encontrar la paz, personas a las que cualquier cosa las hace dudar y tropezar.

Desean la paz y la seguridad, pero se resisten a confiar en la Palabra de Dios; se niegan a prestarle atención, a dejar que les hable, a permitirse moldear por ella y a dejar que influya en sus decisiones y conducir así sus vidas...

Hacen lo que bien les parece y luego dicen: ¿dónde estaba cuando lo necesité...?

Si quieres “La Paz de Dios”, debes involucrar a Dios en tu vida…

Conocer su palabra te lleva a conocerlo a Él y cuando dejas que su palabra conduzca tu vida, comenzarás a amarla porque ella te infundirá Su Paz y evitará que vuelvas a caer.

Deja que la Palabra de Dios moldee tu corazón, transforme tus valores, tu conducta y tu manera de pensar y deja que te guíe en tus decisiones; verás cómo todo comienza a cambiar.

Puedes orar así:
Querido Dios, hazme entender y atesorar tu palabra para que sea una guía indiscutible a seguir.
Ayúdame Señor y dame tu Paz.
En el nombre de Jesús, amén.



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Palabras que hablan

Nadie podrá hacerte frente mientras vivas. Pues yo estaré contigo como estuve con Moisés. No te fallaré ni te abandonaré.
Mi mandato es: “¡Sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni te desanimes, porque el Señor tu Dios está contigo dondequiera que vayas”».
Josué 1:5, 9 (NTV)

Hay momentos en la vida en los que nos invade el temor.
Nos sentíamos fuertes, preparados para todo, pero de repente, ante alguna situación o noticia inesperada, nos sentimos vulnerables y el temor se apodera de nosotros.

Tal vez hoy te sientes preocupado por cosas no resueltas o por nuevos desafíos que inevitablemente tienes que enfrentar; el temor no te deja dormir, te sientes indefenso, vulnerable, tu mente sólo te presenta imágenes de las peores cosas que podrían suceder y el desaliento llama a tu puerta una vez más…

No estás solo en esta batalla, antes de emprender cualquier cosa, antes de tomar una importante decisión, aférrate a Dios buscando su dirección, pues haciendo su voluntad hallarás su bendición y la paz de hacer lo que debes hacer. Recién entonces, esta promesa que el Señor le hizo a Josué se hará realidad en tu vida

“¡Sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni te desanimes, porque el Señor tu Dios está contigo dondequiera que vayas”
(Josué 1:9 )

El secreto para obtener la paz en medio de la dificultad es no andar cualquier camino teniendo que enfrentar sus dificultades, sino que debes buscar a Dios y estar seguro de andar en el centro de su voluntad; allí se cumple su promesa de estar contigo; allí sentirás su compañía donde quieras que vayas…

Puedes orar así:
Querido Dios, hazme conocer tu voluntad, disipa el temor que a veces se apodera de mí y llena mi corazón con tu paz.
No quiero hacer otra cosa más que andar en tu voluntad.
En el nombre de Jesús, amén.


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Palabras que hablan

“Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud.”.
Salmos 143:10 (RVR)

No hay nada mejor para nuestra vida que estar en el centro de la voluntad de Dios.

Buscar su voluntad es encontrar la paz, porque haciendo su voluntad tendrás alivio a pesar de la dificultad y tomado de su mano, cada una de las dificultades te harán crecer.

¡Qué sabias palabras del Rey David...!
¡Qué preciosos deseos...!¿Quién quiere llevar su vida y la de su familia por caminos Torcidos...?

Tus decisiones no afectan sólo tu vida sino también la de quienes dependen de ti...

Elige bien, busca al Señor, busca su voluntad cada día y Él te sostendrá, te abrirá caminos que no esperabas y te llevará por donde debes andar.

Espera en Dios, ningún otro puede llevarte a “tierras de rectitud”...

Puedes orar así:
Querido Dios, guía mis pasos cada día y dame sabiduría para andar en tu voluntad.
Ayúdame a tomar decisiones correctas, a aceptar cuando estoy equivocado y cuando sea necesario, dame la humildad suficiente para volver atrás.
En el nombre de Jesús, amén.


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