Oremos por nuestros líderes
Así que recomiendo, ante todo, que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos, por los reyes y por todas las autoridades, para que tengamos paz y tranquilidad, y llevemos una vida devota y digna.
1 Timoteo 2:1-2 (NVI)
«Oraré por ti».
A menudo he concluido conversaciones con esa intención genuina, pero ponerla en práctica de manera constante resulta difícil.
Recientemente, una amiga que se iba de viaje misionero me pidió que orara por ella. Sus siguientes palabras produjeron una punzada de convicción en mí. Dijo: «te lo pido porque sé que orarás». Su mirada determinada, sus manos agarradas entre sí y su tono sincero comunicaron su creencia de que yo oraría y que eso marcaría una diferencia.
Me imagino que si el apóstol Pablo estuviera sentado frente a nosotras hoy, tendría una actitud similar al invitarnos a orar “por todos, por los reyes y por todas las autoridades” (1 Timoteo 2:1b-2a).
Cuando consideramos la política internacional, los gobiernos nacionales, los resultados electorales y los partidos políticos, la instrucción de Pablo puede resultar abrumadora. Estos temas pueden convertirse en puntos de tanta controversia y polarización que saber cómo orar a veces parece imposible.
¿Están marcando alguna diferencia nuestras oraciones?
Pablo ciertamente pensaba que sí. Tres de las palabras que Pablo usó en 1 Timoteo 2:1 —“plegarias, oraciones, súplicas”— tienen un significado similar: peticiones fervientes a Dios en nombre de otra persona. Además, este versículo menciona “acciones de gracias”, que es un lenguaje activo y agradecido levantado ante Dios como un acto de adoración. Pablo nos pide que demos gracias por nuestros líderes. ¡Qué cambio de perspectiva!
La oración no es el último recurso ni una opción pasiva. El poder de la oración no se puede subestimar (Santiago 5:16). La oración es activa, y en 1 Timoteo 2:1-2, vemos que tiene un efecto: oramos e intercedemos por todas las personas y por aquellos que están en el liderazgo “para que tengamos paz y tranquilidad”.
Necesitamos la sabiduría, la gracia y la habilidad de Dios en nuestra vida diaria, y nuestros líderes también la necesitan. La oración es nuestra oportunidad de apelar a Dios. La oración es nuestra parte; la respuesta es la parte de Dios. Él quiere que pidamos lo que nosotros, y nuestros líderes, necesitamos (Mateo 7:7).
Poner en marcha las cosas para el Reino de Dios comienza de rodillas en oración.
A continuación hay tres maneras de interceder por nuestros líderes, incluidos los líderes políticos, los líderes del gobierno nacional y de los gobiernos estatales o departamentales, los líderes de la comunidad local, los líderes de la iglesia y espirituales, y los líderes familiares:
Oremos para que los líderes desarrollen su estilo y sus habilidades de liderazgo.
Oremos por sabiduría, unidad, fortaleza y discernimiento.
Oremos para que se cumpla el plan de Dios.
¿Te está llamando Dios a orar hoy por alguien? Confía en que Dios escucha tus oraciones y está obrando a favor tuyo y de tus líderes.
Querido Padre, nos has instruido a orar a favor de nuestros líderes y de todas las personas. Danos sabiduría sobre cómo orar para que podamos vivir en paz. En el Nombre de Jesús, Amén.