Hoy día la medicina oficial entiende y trata las enfermedades clasificadas en infecciosas como un ataque hacia nuestro organismo por parte de algún agente patógeno: virus o bacterias. Por tanto, la medicina oficial supone (aunque no constata científicamente) que los organismos disponemos de un sistema de defensa al que llama Sistema Inmune (SI), que nos defiende de esos patógenos.
Con esta premisa, la medicina oficial trata de paliar los síntomas, debido a que la patología ortodoxa los entiende como una batalla de nuestro organismo contra los supuestos patógenos. Para ello, utiliza fármacos (esto es sustancias tóxicas que fabrican a nivel industrial las farmacéuticas) que hacen disminuir o desaparecer los síntomas, creyendo que se esta ayudando a ganar la batalla, de manera que el problema parece superficialmente solucionado. En la mayoría de casos, esas sustancias tóxicas, que utilizan para "resolver" el supuesto conflicto bélico, dejan huella ya que pueden convertirse, ya sea directa o indirectamente (mediante sus metabolitos) en factores que desencadenan más adelante otra enfermedad (mejor dicho, o más concretamente, otro desequilibrio bioquímico). Por tanto, la medicina alopática, que es la considerada oficial ya que es la que a nivel público se practica y se enseña en las universidades, está disminuyendo y/o eliminando los llamados síntomas y está tratando de neutralizar supuestos patógenos con sustancias tóxicas que pueden perjudicar por otro lado la salud del paciente. Los médicos oficialistas recetan fármacos, que son veneno para el organismo, a dosis suficientemente bajas para que la agresión citotóxica no sea tan evidente. "El beneficio supera el riesgo", dicen.
Pero hace poco más de un siglo que las enfermedades no se consideraban contagiosas. Hoy lo que parece un hecho (porque así lo hemos aprendido antes de que surja la duda) es en realidad una creencia, porque no existe a nivel científico, constatación de que existan patógenos que nos ataquen. Sólo es una manera de interpretar que varios individuos enferman al mismo tiempo. Luego, el sistema Inmune es un modelo teórico que tampoco está constatado y está totalmente basado en la existencia de agentes que atacan a nuestras células directa o indirectamente. Los anticuerpos son proteínas que les llaman así porque los biólogos adoctrinados han interpretado que señalan o inhiben los agentes patógenos. Su manera de demostrarlo es hacer reaccionar un anticuerpo con otra proteína que pertenece al supuesto agente patógeno. Pero no constatan que ese supuesto patógeno sea realmente citotóxico. Por tanto, no están siendo rigurosos. Esa unión bioquímica entre anticuerpo y agente que consideran patógeno simplemente podría ser una reacción química como respuesta biológica a una situación de desequilibrio, para neutralizar ese supuesto agente, una vez haya hecho su función de equilibrar las condiciones óptimas para la vida celular del tejido afectado. Ese agente simplemente puede que sea una segregación celular y que, en su conjunto, lo que llaman Sistema Inmune, sea un sistema de regresión al equilibrio bioquímico.
Debido a que existe esta otra hipótesis, en ciencia no se debería dar por hecho la existencia de un sistema inmune. Por lo tanto, gran parte de la medicina oficial no es ciencia. La demostración de la existencia de agentes patógenos está todavía por darse, y, por el momento, sus intentos siempre han sido un fracaso. ¿Qué ocurre entonces? ¿A qué se deben esos síntomas? ¿Porqué nuestro estado de salud se ve afectado? ¿Porqué, en muchas ocasiones, varios individuos enferman más o menos al mismo tiempo? Existen respuestas a todas estas preguntas y su aproximación científica es más rigurosa. En la próxima publicación, daré una respuesta simplificada. Para una mayor concreción, la teoría celular será reescrita con un nuevo paradigma.
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